La inteligencia artificial y su impacto en la comunicación electoral en Chile
En las elecciones presidenciales de 2025, la inteligencia artificial ya no es un experimento de laboratorio ni una promesa tecnológica: es parte activa del día a día en las estrategias de campaña.
Desde la forma en que se redactan los mensajes hasta la manera en que se mide el ánimo del electorado, la IA está redefiniendo las reglas del juego político chileno.
Lo que antes eran campañas impulsadas por intuición y terreno, hoy se complementa con modelos capaces de procesar millones de interacciones y detectar patrones invisibles para el ojo humano. Pero junto a ese avance también llega la pregunta inevitable: ¿hasta qué punto los algoritmos están moldeando la conversación pública más que observándola?
La nueva maquinaria electoral: datos, narrativa y precisión
El marketing político chileno, tradicionalmente apoyado en encuestas y análisis demoscópicos, vive un cambio estructural.
Hoy, los equipos de campaña trabajan con tableros de monitoreo (dashboards) en tiempo real, miden emociones en redes sociales y prueban mensajes simultáneamente en distintos segmentos del electorado.
“El cambio más profundo que veo es la automatización de bots para instalar narrativas deliberadas respecto a un candidato o una situación de contingencia nacional”, explica Óscar Marcos, Director de SOUL, agencia de marketing y comunicaciones.
“Un puñado de cuentas falsas puede coordinar insultos o historias falsas de manera continua hasta lograr un alcance real. El peligro está en que esas narrativas terminan siendo percibidas como verdades absolutas.” explica Marcos.
De acuerdo con datos del informe Zoom Electoral de la Universidad de los Andes, entre un 70% y un 95% del tráfico en hashtags de candidatos presidenciales corresponde a amplificación artificial.
Kast lidera con 94,8% de tráfico falso, seguido por Jara (91,9%) y Matthei (89,2%).
En este ecosistema, saturado por automatización y desinformación, las agencias tienen un nuevo rol: ser filtros, no solo amplificadores.
“El uso de la IA debe aplicarse bajo criterios metodológicos estrictos, como el framework OODA Loop, para mapear el ecosistema digital sin que los sesgos provoquen alucinaciones algorítmicas que contaminen la toma de decisiones”, comenta Patricio Silva, Social Specialist en Rompecabeza, haciendo referencia al modelo Observar, Orientar, Decidir y Actuar como base para un uso responsable de datos políticos.
Social listening político: la inteligencia detrás del clima digital
El social listening (la escucha activa de lo que ocurre en las redes) se ha convertido en una herramienta fundamental para entender el pulso ciudadano.
Pero en 2025, esta práctica ya no consiste sólo en medir volumen o sentimiento: ahora se trata de interpretar el contexto, la emoción y la intención detrás de cada conversación.
Plataformas como Onclusive o Pendulum permiten a los analistas cruzar datos entre menciones, tono, memes, audios y videos, para mapear temas sensibles o anticipar crisis comunicacionales.
El objetivo, según Silva, es evitar que los sesgos del algoritmo o la desinformación distorsionen la percepción pública.
“Estamos ante un escenario contaminado. En una carrera presidencial donde el marketing de guerrilla domina y las barreras éticas se desvanecen, la desinformación se ha convertido en el arma favorita de todas las campañas”, advierte.
La frontera ética: entre personalización y manipulación
En un entorno digital saturado, donde los bots ya representan más del 51% del tráfico global según Infobae y Voz de América, la línea entre segmentar y manipular se vuelve borrosa.
Silva lo llama “la tecnocracia emergente”: un sistema donde los algoritmos no solo informan, sino que condicionan.
“Lo que antes era la ‘teoría del internet muerto’ (una idea marginal en foros como 4chan) hoy es una realidad documentada. En plataformas como X, los algoritmos premian el engagement artificial, posicionando polémicas antes que propuestas. Chile enfrenta sus primeras elecciones donde esta dinámica definirá cómo se informa la ciudadanía.”
Uno de los casos más claros es el fenómeno de la ‘Groknización’, en referencia al sistema de IA de Elon Musk, integrado en X.
“La ‘Groknización’ de la política plantea cuestionamientos sobre una tecnocracia emergente, donde la tecnología condiciona cada vez más nuestra vida pública, y donde Kast ha sido el principal perjudicado por el fast-checking automatizado.” Reflexiona Silva respecto a este fenómeno.
IA, emoción y narrativa: el equilibrio invisible
Pese al avance tecnológico, la política sigue siendo profundamente emocional.
Silva sostiene que el dilema entre dato y empatía es una falsa dicotomía.
“La clave no está en elegir entre dato y emoción, sino en usar la IA para escalar la empatía humana. Herramientas como Pendulum, que fueron decisivas en la campaña de Trump en 2024, no solo contaron menciones: descifraron el ADN emocional de millones de conversaciones.”
A día de hoy, los sistemas son capaces de analizar expresiones faciales en video, tonos de voz en audio y contextos culturales en memes, permitiendo comprender no sólo qué se dice, sino qué se siente y por qué.
“La barrera entre dato y emoción es cada vez más invisible. El equilibrio perfecto integra scraping, listening y flujos automatizados que convierten datos en comprensión emocional escalable.” Comenta Silva.
Para Óscar Marcos, sin embargo, hay una frontera que no debería cruzarse:
“Está bien automatizar procesos internos para hacer el trabajo más ágil, pero no la narrativa pública. Las campañas deben esforzarse por ser auténticas. Si quieren instalar ideas, que lo hagan de frente, con ingenio y contenido. En el ingenio está el mérito.”
El futuro del marketing político: inteligencia con propósito
A pocos meses de la elección, la lección parece clara: la tecnología no reemplazará la política, pero la redefine.
La IA puede procesar millones de interacciones, pero no entiende el silencio, la ironía ni el cansancio social.
Las campañas que triunfen en 2025 serán aquellas que combinen datos con propósito y estrategia con humanidad.
Como resume Silva:
“Las campañas que ganen no serán las que griten más fuerte, sino las que escuchen mejor.”
Preguntas frecuentes
¿Cómo se usa la inteligencia artificial en campañas políticas?
Se aplica para analizar conversaciones en redes, identificar temas relevantes, segmentar audiencias y medir emociones colectivas. Ayuda a diseñar estrategias más informadas, pero requiere control humano.
¿La IA puede manipular la opinión pública?
Sí, si se usa sin transparencia. Por eso la trazabilidad y la ética digital son fundamentales.
¿Qué diferencia hay entre social listening y análisis tradicional?
El social listening no solo mide volumen o sentimiento: interpreta tono, contexto y emoción. Con IA, permite anticipar temas o crisis antes de que lleguen a los medios.
¿Qué papel juega la IA generativa?
Sirve para redactar mensajes o crear piezas personalizadas, pero debe revisarse para evitar sesgos o distorsiones.
¿Qué deberían considerar los equipos de campaña en 2025?
Adoptar IA con propósito, definir límites éticos y capacitar a sus equipos. La tecnología puede predecir el voto, pero solo la empatía puede ganarlo.