Durante mi carrera, me ha tocado crear equipos de cero, tomar equipos ya armados, desarmar equipos y reformular equipos en función de los objetivos que se me han impuesto como director.

Es apasionante pero también muy demandante conocer a tu equipo al nivel que puedas crear una relación cercana y de mutuo respeto, de cara a los desafíos que se deben enfrentar como grupo, todo esto me ha llevado a la siguiente conclusión:

Liderar un equipo es como ser padre, debes hacer lo siguiente:

• Escuchar
• Conversar
• Aconsejar
• Potenciar
• Orientar
• Exigir
• Felicitar
• Proteger
• Ser referente
• Incentivar
• Enseñar

Pero lo más importante es que como líder debes APRENDER de tu equipo. Es un intercambio de conocimiento permanente que potencia el trabajo en equipo y permite mantener la motivación activa y en constante evolución.

Como líder es tu deber poner foco en cada integrante de tu equipo, a sus virtudes y defectos, así como a ayudar a manejar la frustración y la ansiedad frente a momentos difíciles.

Hay que poner atención en los detalles que dan luces de inseguridades, temores, debilidades, talentos, habilidades, y desde ahí trabajar para sacar lo mejor de cada integrante.

Se debe construir un ambiente de trabajo grato y dinámico, que incentive el aprendizaje colectivo a través del aporte de nuevas ideas y la innovación desde cualquier perfil dentro del equipo. Las ideas no son exclusividad de nadie por lo que se debe crear las instancias necesarias donde cada uno pueda transmitir su creatividad al resto del equipo desde la confianza.

Finalmente, tal como un padre, debe asumir que los hijos dejan el hogar, un buen líder debe aceptar que los integrantes de su equipo, aprenden, crecen y finalmente lo dejarán.

La mayor muestra de madurez de un buen líder es aceptar esta evolución, alegrarse por los logros de su equipo y ayudarlos en el cambio a un mejor trabajo.